05 enero 2011

Una idea decidida y una meta clara, por Rogelio Cabado

Cuando uno hace un recorrido histórico por el itinerario educativo que más ha podido influir en mi carrera musical y artística, no dejo de recordar rostros y personas concretas cuyo norte claro en la tarea formativa de jóvenes, ha sido la seguridad en una meta clara en la educación de jóvenes y una idea o estilo decidido de llevarlo a cabo con todas sus consecuencias..
Nos movemos en una civilización donde la velocidad de la información, de comunicación de datos, de obtención de resultados, es vertiginosa. Con frecuencia brotan con espontaneidad grupos o movimientos Holísticos y de instrospección desde las técnicas orientales de concentración hasta el propio control del cuerpo como pueda ser el pilates, shiatsu, Tai-chi o el quiromasaje, entre otros, para equilibrar y permitir que la mente controle el cuerpo, haciendo que este se supedite a la fuerza del espíritu, entendido como fuerza-energía… Todo esto está bien, pero un factor en contra que deteriora ese equilibrio psicosomático es precisamente la inconstancia y el abandono de aquello bueno que sabemos nos conviene..

Pongo esto ejemplo como referencia a algo que antes y ahora son decisivos para nuestra labor no sólo en la formación de líderes cristianos, sino en la realización de nuestro propio ideal desde la música… Tener la idea clara de a dónde queremos llegar con nuestra música, qué queremos hacer, no es fácil. Ahora bien, una vez que se ha encontrado ese campo y visto claro a donde queremos llegar, es preciso hacerlo con empeño y poner los medios con todas sus consecuencias… Puedo confirmar que en mi propia vida de músico, desde el primer momento descubrí un norte claro: la evangelización desde este areópago moderno en el escenario y el arte…un escenario que durante décadas hemos perdido y hoy existen brotes de recuperación.
Han sido cientos los lugares, eventos y conciertos que he tenido el regalo de compartir con todo público, pero la idea eje no debía variar: Llevar una inquietud por la vida, por la paz, la solidaridad, por la trascendencia, por dejar un poco de ilusión y esperanza en aquellos que asistían a mis actuaciones… No han sido pocos los momentos de lucha interior hacia el abandono, el cansancio o la oscuridad al encontrar en muchos momentos la falta de sintonía o comprensión, pero creo que la idea clara decidida y firme de continuar en la brecha ha superado situaciones de valle y socavón.
Unas veces la falta de tiempo para dedicarte a componer una canción que necesitas expresar y no sabes si a alguien interesará o la escuchará, sería el enemigo número uno. Otras veces la apatía de sentirte sólo en ese camino, y otras volver de un concierto testimonial en el que trabajas abnegadamente y ha sido un éxito, pero ves que los gastos de tu desplazamiento siquiera se han cubierto. Esos momentos toca sobrenaturalizarlos y elevar los ojos al cielo para saber que el Padre cuida de ti como las aves del cielo y los lirios del campo.
Cuando somos conscientes de la fuerza de la música, del poder de penetración en el corazón de todos, pero especialmente en los jóvenes, entonces las ideas cobran una nueva fuerza. Comentaba Cristóbal Halffter que “Se pueden decir las cosas más absurdas y tontas, incluso ridículas,… si se dicen con música, ya no lo son tanto y además dan la impresión de ser bellas”. Ese norte claro es decisivo para no decaer en el intento… A la hora de educar a nuestros jóvenes, futuros líderes en el campo del arte es imprescindible el tesón de la tarea realizada con constancia y decisión… Serán años de vivir así, quizá en el más oculto anonimato a pesar de los intentos, pero llega también el espacio en que tu música y tu arte se vean valorados como mereces y descubras que lo que realmente influye en muchos es tu trabajo y sufrimiento inconformista.
Rogelio Cabado

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