La voz de Dios se reconoce en el silencio, el silencio de María en recogimiento en el momento de la Anunciación. Y la Anunciación nos recuerda que la salvación del mundo no es obra del hombre --de la ciencia, de la técnica, de la ideología, sino que viene de la Gracia. Lo repitió Benedicto XVI dirigiéndose a los fieles presentes en Plaza España, luego del tradicional homenaje a la estatua de la Inmaculada.
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