21 junio 2013

“Des-orientación” sexual: no es una crisis de sexo, sino existencial

¿Como orientarse bajo un millón de gotas de lluvia? ¿Cómo saber con claridad qué dirección seguir cuando existen un millón de opiniones diferentes sobre cómo debe ser la vida? La crisis que muchos adolescentes y jóvenes enfrentan no es una crisis sexual, sino una crisis existencial. Diferentes opiniones acerca de la vida sexual siempre han existido, aunque hoy estén legitimadas con el debilitamiento de la verdad y el avance de una pseudo-ciencia que busca con sofismas validar hipótesis ya superadas y hacer que casos específicos se vuelvan generalizados, hiriendo la dignidad y desorientando a los adolescentes y jóvenes que se encuentran en proceso de formación. Así sucede en la educación sexual, especialmente en lo tocante a la homosexualidad.
 
La homosexualidad existe y ha existido siempre, es una realidad que va mucho más allá del discurso político o moralista. Quien vive marcado por la homosexualidad sufre por no encontrar explicaciones seguras y mucho menos orientación sobre los sentimientos que experimenta. Hay movimientos extremistas que quieren hacer que la sociedad acepte todo y cualquier tipo de comportamiento homosexual, movimientos que meten en el mismo saco todo y cualquier tipo de atracción sexual por el mismo sexo, considerando que todo es lo mismo, confundiendo a los adolescentes y principalmente a los padres menos informados y menos preparados para comprender a sus hijos.
 
La psicología considera al menos siete posibles causas de comportamientos homosexuales: A primera es un complejo de Edipo no resuelto, o sea, una  relación entre madre e hijo que no deja espacio al padre, son las llamadas “madres fálicas” que poseen una personalidad invasiva, superprotectora, posesiva que debilita u obstaculiza la identidad del hijo. De esta forma la mujer no posibilita la confianza del hijo en sí mismo. Este caso no se considera propiamente homosexualidad, sino que se fundamenta en un problema de autoconfianza que puede afectar a la sexualidad.
 
La segunda posible causa está en la fase de la adolescencia, en el período de las micro-culturas, donde niños y niñas pueden llegar a experimentar diferentes formas de contactos que les excitan sexualmente. La sensación de excitación por el contacto con personas del mismo sexo no comporta necesariamente la homosexualidad. La tercera causa posible está relacionada con personalidades hipersensibles dominadas por el perfil femenino, son hombres cuya personalidad está atravesada por estética, la armonía, la belleza, su placer es la belleza, son considerados afeminados, y tenidos por homosexuales por parte de los demás, se sienten humillados y muchas veces confusos por no comprender las presiones sociales; no sienten placer homosexual por considerarlo feo, carente de estética.
 
La cuarta posible causa es de orden orgánico y puede estar relacionada con tumores en la hipófisis en los hombres y en las suprarrenales en las mujeres. Muchos tumores son causa de trastornos sexuales. En este caso no se puede considerar como homosexual, pues el comportamiento también se basa en un problema y no en una base natural. La quinta causa posible es la esquizofrenia o también la dipsomanía, en estos casos la homosexualidad puede aparecer como síntoma acompañado del consumo compulsivo de bebidas y drogas y la lentitud y dificultad para relacionarse. Tampoco pueden ser considerados homosexuales.
 
El sexto caso está relacionado con la perversión, son hombres y mujeres que experimentan el placer sexual no sólo en actos homosexuales, sino que también pueden estar relacionados con el placer sado-masoquista, o en el sexo con animales, e implicar incluso la muerte. La perversión es una enfermedad y anula la conciencia ética del individuo.
 
Finalmente, la séptima causa posible es de origen genético y todavía no se conocen las causas reales o los motivos por los que ocurre. Estos sí serían considerados homosexuales de hecho.
 
Existe una causa muy presente y difícil de ser estudiada por estar a menudo ocultada en la historia de la vida de las personas, que se relaciona con abusos sufridos en la infancia. Generalmente esta causa está también relacionada con la perversión de quien comete el abuso y deja profundas huellas en el desarrollo psicológico y sexual de quien fue abusado. El niño no comprende la violencia, no comprende con madurez sus propios sentimientos, además de sufrir un trauma profundo por no poder contarlo a sus padres, pues muchas veces se le amenaza para que no revele lo que ha sucedido. Este caso tampoco puede ser considerado como homosexualidad propiamente dicha. 
 
Hay mucho miedo a hablar de la homosexualidad, hay presiones políticas y sociales cargadas de prejuicios. El llamado “lobby gay” no está presente sólo en la curia romana, sino también en los diversos niveles de liderazgo social e incluso científico. Toca a los padres buscar el mayor número de informaciones posibles para orientar con propiedad y seguridad a sus hijos, toca también a los educadores superar sus propios preconceptos y ofrecer una educación verdadera sobre todos los aspectos que afectan a la sexualidad humana.
 
Todos aquellos que se atreven a ponerse de pie para influir o dictar leyes y normas de conducta social no deben olvidar que ningún ser humano debe ser estigmatizado, ni ver disminuida su libertad y dignidad, ningún ser humano merece ser conducido, guiado o manipulado para responder a las presiones políticas que limitan sus sueños, sus propias decisiones. Hoy, muchos jóvenes se sienten presionados a asumir una homosexualidad que de hecho no poseen, corriendo el riesgo de abandonar el sueño, muchas veces reprimido, de constituir una familia en una relación heterosexual y de tener hijos biológicos con la persona a la que quieran.

http://www.aleteia.org/es/salud/noticias/des-orientacion-sexual-no-es-una-crisis-de-sexo-sino-existencial-2091011

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